Deportes Lozapenco nace en 1983, bajo el alero de la asociación local, donde compitió varios años en el amateurismo, junto a otros cuadros de localidades vecinas de la zona.
En 1988 el equipo fue controlado por Feliciano Palma, dueño de la empresa de loza del mismo nombre. Palma logró que el club entrara en la Tercera División, y allí conformó un equipo lleno de ex figuras del fútbol profesional, como fueron los ex seleccionados nacionales Rodolfo Dubó y Mario Soto, y el máximo goleador de la Segunda División Patricio Bonhomme; mientras que en la banca se contrató al experimentado Alex Veloso y a Luis Santibáñez como su asesor técnico. El empresario además, le entregaba a su plantel las mejores comodidades, como premios semanales y concentrar en hoteles cinco estrellas, lujos impensados para la tercera categoría, y que ni siquiera la mayoría de los equipos de Primera División contaba.
En el Campeonato Oficial de Tercera División 1989, la llamada "Sinfonía Azul" arrasó en el torneo, con partidos de local a estadio lleno con 12.000 personas, y se tituló campeón de la Tercera División, al ganarle como visita, en el último y decisivo partido, a Quintero Unido.
El derroche de dinero continuó y aumentó en la Segunda División, continuaban los premios semanales y se contrató a más jugadores de calidad, tales son los casos del goleador Luis Marcoleta y Jorge “Mágico” Pérez. Hasta que el 12 de abril de 1990, Feliciano Palma se vio involucrado en una millonaria estafa tributaria a la entonces empresa estatal, acusado de exportación de sanitarios y palos de escoba sobrevalorados y, operaciones ilegales del cobro de IVA, por lo que huyó y se escondió en Argentina y Estados Unidos, antes de ser extraditado en 1992. Debido a esto, los millonarios recursos con los cuales se financiaba el club de un día para otro se descontinuaron. Así, de ser un equipo con todas las comodidades para sus futbolistas, pasó a ser un club que no pudo mantener los sueldos al día. Comenzó la venta masiva de jugadores para sustentar al alicaído equipo.
En Segunda División 1991 el equipo descendió nuevamente a Tercera, pero ahora sin recursos y con la inminente caída al abismo. Se mantuvieron en dicha liga hasta 1993, cuando disputaron la Liguilla de Descenso de la Tercera División, junto a Unión Veterana (Peumo), Deportes Iberia, Deportes Maipo y Tricolor Municipal (Paine).
La empresa Lozapenco, tras el fraude tributario de Palma, pasó a manos de Fanaloza. Así, Deportes Lozapenco desapareció en enero de 1994, tras la política austera de Fanaloza, que optó por la reducción de empleos y de costos innecesarios, entre ellos el club de fútbol.